viernes, 21 de agosto de 2015

Vacaciones dentro de vacaciones

Tras un día de locura en el que viajamos durante 19 horas desde HCMC, cruzando la frontera por Bavet sin problemas salvo el aire acondigelado (que no acondicionado) del bus nocturno, con parada en Phnom Penh de dos horas y luego otras cinco horas en una minivan de lujo a Sihanoukville, acabamos sacando el dedo y un hombre nos lleva hasta el hotel donde nos reencontramos con Ana, que ya llevaba viajando una semana por Camboya y que ha decidido pasar sus últimos días de viaje con nosotros.

A la mañana siguiente cogemos el ferry que nos lleva hasta la isla de Koh Rong, descrita por muchos como las islas de Tailandia hace veinte años, antes de que el turismo arrasara con todo. El trayecto en ferry parecía que iba a ser tranquilo, pero lejos de ello, terminamos calados y bastante intoxicados por el humo negro que soltaba el motor y que se mezclaba con la lluvia produciendo gotas negras (RIP camiseta de Elvira). ¡Menudo comienzo de viaje! Sin embargo, nada mas llegar a la isla, a pesar de lo explotada que está la playa principal, su arena blanca y sus aguas cristalinas nos cautivan. Desde allí, un barco-taxi nos lleva hasta Coconut Beach, la playa que iba a ser nuestro paraíso durante tres días. 




El último día de nuestra estancia aquí lo pasamos sin Ana, que se nos marchó rumbo a HCMC, haciendo el camino inverso que nos trajo aquí, para volver a España. Ha sido un placer compartir contigo este paraíso. Es curioso como en tres días de viaje, se comparte mucho más que durante todo un curso. Recuerda que en dos semnanas tenemos pendiente una cita de tortitas y batido de oreos.

El desembarco en Coconut Beach también fue divertido. El barco nos deja en mitad del agua y tenemos que saltar con los macutos y el agua hasta los muslos. Nada más llegar nos recibe Robbie, el dueño del conjunto de bungalows, restaurante y tiendas de campaña, que es Coconut Beach Bungalows. Robbie es, sin duda, una de las personas más entrañables que nos llevamos de nuestro viaje. Su amabilidad y hospitalidad junto con la de toda su familia te hace sentir tan a gusto que aumenta lo paradisiaco de la experiencia. 


Podríamos definir la playa de Coconut Beach como una playa en peligro de extinción ya que un Resort (todavía, y menos mal, inactivo) amenaza con masificarla. La pequeña Coconut Beach se encuentra entre dos selváticas colinas al noreste de la playa principal. La fusión de la arena blanca, el agua, la selva, las barcas de pescadores ondeando en el horizonte, las tiendas de campaña en primera línea de playa y las hamacas con vistas, hacen de esto un paraíso terrenal, aún a pesar de que estuviésemos en la estación húmeda y nos cayese una media de cuatro chaparrones (de los buenos) al día. Éstos, lejos de amargarnos la estancia, añadieron un toque mágico a esta exaltación de la naturaleza. No obstante, no tan fascinante como el placton bioluminiscente. Al caer la noche, nos sumergimos hasta la cintura en la playa, y con el movimiento cientos de pequeñas luces parpadeaban durante unos segundos. Una imagen que parece sacada de cuento, y que quedará plasmada en nuesras retinas. Si a esto le sumas una decena de farolillos, con forma de corazón, (que Robbie nos había preparado para lanzar, tras pedir un deseo), surcando los cielos: la escena se vuelve insuperable.



Los días los pasamos entre el mar, la arena, algún que otro paseo por la jungla y una visita a la aldea de pescadores al otro lado de la colina. Durante las noches, Robbie se encargaba de crear buen ambiente entre los huéspedes con trucos suyos, juegos de cartas e imitaciones de animales (al gecko lo clavaba). ¡Por cierto!, la comida de lo más delicioso que hemos probado en mucho tiempo (¡¡¡al fin pescado!!!).

Desde aquií damos gracias al grupo de franceses estudiantes de medicina que conocimos en Dalat que nos recomendaron este sitio y hacemos llamamiento (por orden del siempre jovial padre de Robbie) a que hagáis un hueco en vuestro viaje por Camboya para tomar un respiro en este paraíso. 



Siempre nos quedará Coconut Beach.

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