A la mañana siguiente cogemos el ferry que nos lleva hasta la isla de Koh Rong, descrita por muchos como las islas de Tailandia hace veinte años, antes de que el turismo arrasara con todo. El trayecto en ferry parecía que iba a ser tranquilo, pero lejos de ello, terminamos calados y bastante intoxicados por el humo negro que soltaba el motor y que se mezclaba con la lluvia produciendo gotas negras (RIP camiseta de Elvira). ¡Menudo comienzo de viaje! Sin embargo, nada mas llegar a la isla, a pesar de lo explotada que está la playa principal, su arena blanca y sus aguas cristalinas nos cautivan. Desde allí, un barco-taxi nos lleva hasta Coconut Beach, la playa que iba a ser nuestro paraíso durante tres días.
El último día de nuestra estancia aquí lo pasamos sin Ana, que se nos marchó rumbo a HCMC, haciendo el camino inverso que nos trajo aquí, para volver a España. Ha sido un placer compartir contigo este paraíso. Es curioso como en tres días de viaje, se comparte mucho más que durante todo un curso. Recuerda que en dos semnanas tenemos pendiente una cita de tortitas y batido de oreos.
El desembarco en Coconut Beach también fue divertido. El barco nos deja en mitad del agua y tenemos que saltar con los macutos y el agua hasta los muslos. Nada más llegar nos recibe Robbie, el dueño del conjunto de bungalows, restaurante y tiendas de campaña, que es Coconut Beach Bungalows. Robbie es, sin duda, una de las personas más entrañables que nos llevamos de nuestro viaje. Su amabilidad y hospitalidad junto con la de toda su familia te hace sentir tan a gusto que aumenta lo paradisiaco de la experiencia.
Los días los pasamos entre el mar, la arena, algún que otro paseo por la jungla y una visita a la aldea de pescadores al otro lado de la colina. Durante las noches, Robbie se encargaba de crear buen ambiente entre los huéspedes con trucos suyos, juegos de cartas e imitaciones de animales (al gecko lo clavaba). ¡Por cierto!, la comida de lo más delicioso que hemos probado en mucho tiempo (¡¡¡al fin pescado!!!).
Desde aquií damos gracias al grupo de franceses estudiantes de medicina que conocimos en Dalat que nos recomendaron este sitio y hacemos llamamiento (por orden del siempre jovial padre de Robbie) a que hagáis un hueco en vuestro viaje por Camboya para tomar un respiro en este paraíso.
Siempre nos quedará Coconut Beach.
No hay comentarios:
Publicar un comentario