lunes, 29 de junio de 2015

¡Sabaidy Laos!

Amanecemos en el tren nocturno con destino a Ubon, con la única misión del día de cruzar la frontera y descansar un poco en Laos. Llegamos con 3 horas de retraso (efectivamente, como habíamos leído, "los trenes tailandeses rara vez son puntuales"), así que hemos perdido el autobús directo a Pakse. Pero no pasa nada, hemos venido a jugar.



Cogemos primero un híbrdio entre furgoneta y tuk-tuk que ellos llaman local bus, que nos deja en la terminal de autobuses,  y desde allí una furgoneta que nos deja en el lado tailandés de la frontera. Caminito bajo el sol, a por el visado (1$ más por ser fin de semana, cosa curiosa, pero debe de ser como pagan el sueldo extra de festivo) y ya estamos en Laos. Desde aquí solo regatear una furgoneta que nos lleva a Pakse, donde nos damos una de las duchas frías más reconfortantes de lo que llevamos de viaje, tras más de 24 horas de camino. Después una rica comida y nos estrenamos con nuestra primera Beer Lao bien merecida.


Pasamos tranquila la tarde y hoy vuelta al ruedo. Nos buscamos las castañas para ir por nuestra cuenta al Wat Phu Champasak, unas ruinas de la era Angkor, rodeadas de plena naturaleza, y situadas en una ladera. Los restos del templo en sí mismos son espectaculares. Las vistas desde lo alto, una maravilla. Y juntos hacen de este sitio algo único donde sentarse y quedarse embobado un buen rato con las vistas.

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